Credo poético

Creo en la flor de la tarde

agitada como abanico de sangre

caída a tus pies de ninfa.

Creo en el ave de hierro

dejando caer sus plumas

como cuchillos de sombra.

Estoy seguro de la seguridad

de los volantes, de los dados

y de tu vientre de niña.

Me he convencido de la caída

y de la ascensión, pero mi grito

quisiera apuñalar

la ley de gravedad.

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